A veces, al centrar nuestra atención en una sola faceta del mosaico que son la mayoría de los problemas, obviamos lo más elemental. Estamos tan centrados en un aspecto de lo nuclear que olvidamos, por ejemplo, que hace décadas que ya tenemos minireactores nucleares funcionando ininterrumpidamente y sin fallos, por todos sitios… Olvidamos, por ejemplo, que en las flotas de navíos de guerra estadounidenses, la mayoría de ellos, cuentan con propulsión nuclear, como sus submarinos y sus portaviones; con energía ilimitada y perfectamente controlada, simplemente porque cuando les surgía un problema, en vez de arrinconarla, investigaban, innovaban y corregían, perfeccionándola hasta estándares de eficiencia y seguridad que perfectamente podríamos tener en nuestras centrales energéticas nucleares y que, únicamente por cuestiones de sensibilización social, ideológica e impermeable a todo empirismo, rechaza lo que no entiende y marca el camino de gobiernos que, en vez de hacer lo mejor para los ciudadanos, hacen lo que les dará votos; eliminando todo intento de pedagogía; lo que, en cualquier caso, y dada la nula credibilidad que éstos tienen, creemos que tampoco serviría de mucho ante la masa que, generalmente, no razona, sino que reacciona (Razón vs. Emoción)

A la mayoría nos gusta pensar que somos buenas personas, sensatas y civilizadas, pero, sobre todo, nos gusta que sean los demás los que piensen así de nosotros. Por eso, en el primer caso, la asociación de la energía nuclear con las máquinas de guerra, las bombas atómicas, los misiles y la destrucción que puede ocasionar esta tecnología, llevará a los pacifistas a denostarla, no ya por su uso bélico, sino en general y sin distinción; porque se supone que ser pacífico es ser inteligente y civilizado.

De la misma manera, una sola imagen incomprendida, puede tirar por tierra todo el esfuerzo de análisis razonado y basado en verdades científicas, solo con la percepción errónea de lo que se ve. Las chimeneas de las centrales, soltando esas enormes volutas, suelen ser la imagen más icónica para los ecologistas. Esta fotografía da a entender con muchísima fuerza que la polución que está vertiendo la central nuclear, inunda y asfixia su entorno.

Los ecologistas enloquecerán y pondrán el grito en el cielo, manifestándose multitudinariamente ante la visión de las chimeneas de centrales nucleares inundando la atmósfera de polución y radiactividad cuando lo cierto es que lo que cubre el terreno es niebla y las volutas que salen de toda chimenea de cualquier central nuclear es única y exclusivamente, ¡Vapor de agua!, sin nada de radiactividad. No es CO2, ni gas radiactivo ni nada que perjudique al medio ambiente. Pero, quien no lo sepa, sentirá inmediatamente pavor y un rechazo, difíciles de combatir con argumentos racionales.

Las armas y la polución inspiran miedo y el miedo es una emoción, no una razón, porque es razonable tener miedo cuando hay motivos, pero no es razonable tener miedo si los motivos no existen, al menos, no como nos los imaginamos, ni por lo que creemos conocer, mientras ignoramos todos los demás aspectos de la cuestión a evaluar, porque, en realidad, si no hicieran falta centrales nucleares, no habría necesidad de discutir, elucubrar, evaluar… Pero la cuestión en este tema, en el caso de los ciudadanos españoles, siempre vuelve al mismo lugar… ¡El precio de la electricidad y la capacidad de producir la suficiente como para cubrir las necesidades energéticas de la industria y los ciudadanos!

Que el precio de la electricidad suba o baje depende mucho de que la capacidad para producirla sea mayor o menor… incluso, en nuestro caso, si nuestra capacidad de producción es suficiente o insuficiente y aunque en ocasiones nos vemos obligados a comprar electricidad a nuestra vecina Francia, en general, España es capaz de producir la suficiente energía como para autoabastecernos. Y eso lo logramos a través de los diversos métodos de producción de energía: Energía Eólica, Energía Fotovoltaica, Energía Hidráulica, Energía Térmica (Ya sea de Gas o Carbón) y Energía Nuclear; métodos, por otra parte, que son iguales en todo el mundo, aunque no en la misma proporción.

Por ejemplo, la capacidad de producir energía fotovoltaica en España es muy superior a la que tiene Lituania, y eso, debido únicamente a la ubicación geográfica de ambos países, que hace que en España tengamos más horas de insolación. En Cambio, Argelia, por ejemplo, tiene igual o mayor insolación que España y, además tiene depósitos de gas natural; otra fuente de energía. Y mientras Francia y Alemania tienen menos sol que nosotros, sus ríos son muchos más y mucho más caudalosos, por lo que su producción hidroeléctrica es mayor, y además tienen muchas más centrales nucleares que España, lo que las hace un 80% independientes, energéticamente hablando, mientras que España solo lo es en un 60%, al depender más del petróleo y el gas que tenemos que comprar para suplir la falta de otros métodos de generar energía eléctrica.

Además, están los factores de oportunidad y necesidad, porque por muchas horas de insolación que tengamos en España, como la energía no se puede acumular, por la noche no hay insolación y nuestros ríos siguen siendo poco más que riachuelos. Así que, de noche, sobre todo en invierno, sólo queda la energía eólica (Si hace viento) y las energías del Carbón, el gas y la nuclear; dependiendo de ellas mucho más que Alemania o Francia, cuya energía hidráulica es mucho mayor… ¡Por ejemplo!

Todos estos factores interactúan entre sí y lo hacen en gran medida condicionados por la opinión popular, su rechazo a las energías que llamamos “sucias” (nuclear, carbón, gas y petróleo) y su convencimiento, cada vez mayor, de que podemos autoabastecernos de energía con las llamadas “Renovables, o “limpias”, es decir, con la hidráulica, la solar y la eólica. Ese fuerte componente social, reforzado con, a su vez, un muy fuerte componente emocional, no solo condiciona a los gobiernos a la hora de tomar decisiones, sino que es conocido por las compañías energéticas que lo utilizan en su beneficio, como veremos más adelante.

Entre las características de los recursos propios, la emotividad irracional ciudadana y el uso de esa sensibilidad por los lobbies políticos y de las empresas energéticas, la política energética de España ha derivado hacia una legislación opaca, intrincada y llena de regalos a las empresas energéticas que, en última instancia (y no es metafórico), han sido quienes han redactado, ¡Literal y realmente!, las leyes que hacen que en España paguemos la factura eléctrica más cara de Europa, si exceptuamos Chipre y Malta y, sin embargo, la electricidad no es la más cara... ¡Tan solo el recibo!

INICIO, AUGE Y CAÍDA DE LAS CENTRALES NUCLEARES

Los motivos son varios. En primer lugar, el auge de las centrales nucleares en todo el Mundo y, por lo tanto, en España también, se vio favorecido por la crisis del petróleo de los años 70, a partir de 1973, con la Guerra del Yom Kippur, cuando Siria y Egipto atacaron a Israel durante dicha fiesta, pero gracias a la ayuda de Estados Unidos, Israel los derrotó y se quedó con los Altos del Golán y las franjas de Gaza y Cisjordania. En respuesta a la ayuda de Occidente, los productores de petróleo árabes decidieron racionar sus suministros de petróleo a Occidente y además subieron su precio de 2 dólares el Barril a 20 dólares; es decir, un mil por ciento.

De repente, el modo de vida en los países industrializados, principalmente en EE UU. Con la potentísima industria del automóvil, dependiente del petróleo, ve las flotas de vehículos industriales y, sobre todo, particulares, sin poder sostener su habitual modo de vida.

Esto hizo que todos los países buscaran alternativas energéticas, principalmente, EE. UU.; que, al contar con el mayor parque móvil del mundo y un nivel de industrialización más dependiente, fue la nación más afectada por el embargo de petróleo.

EE. UU. contaba con la experiencia y la tecnología nuclear, por sus armas estratégicas; así que investigó e innovó, invirtiendo el proceso armamentístico en modelos de creación de energía nuclear controlable que, además, seguían proporcionando material para uso bélico (Uranio isótopo 235 y Plutonio), y  comenzó a desarrollar las primeras centrales nucleares, que proporcionaban muchísimas ventajas, pues rendían energía a la carta, cuando se necesitaba, (la electricidad de consumo no se puede almacenar).

 En el caso de España, los sistemas de producción de energía en los años 70 del siglo pasado eran el carbón, el petróleo y las centrales hidroeléctricas, que, ante la escasez de agua, como era y sigue siendo el caso, no daban abasto. Así que en España también proliferaron las compañías energéticas que, alentadas por la situación, se lanzaron a programar nuevas centrales que, por aquellas fechas, todas eran de Generación II. Y “aquellas fechas”, significa, antes de la TRANSICIÓN. (Luego aclararemos los significados, diferencias, deficiencias y ventajas de las centrales nucleares de I, II, III y III+ generación).

Antes de La Transición, hubo en España, proyecto de construir 32 centrales nucleares, basándose en la apuesta francesa. Francia es la segunda potencia nuclear del mundo, con 58 reactores operativos. Se prepararon ingenieros españoles, se construyeron industrias auspiciadas por el INI, se quería hacer algo igual a lo que se hizo, con la generación hidráulica mediante pantanos. Inclusive se construyeron algunas centrales nucleares con tecnología totalmente española.

Sin embargo, cuando llegó la Transición, la Soberanía pasó al “Pueblo”, y ya hemos dicho que el Pueblo es emocional… ¡Visceral!, y, por aquel entonces, muy influenciado por la represión de la Dictadura y, por lo tanto, proclive a dar por bueno todo cuanto supusiera invertir el rumbo. Así que, en el caso de las nucleares, que venían del final de la Era Franquista, invertir el rumbo era oír los argumentos de los ciudadanos libres de otras naciones; sobre todo, de los partidos “Verdes” de Alemania y Centro Europa, y del movimiento ecologista, que acababa de aterrizar en España, y los partidos políticos, como buenas “veletas”, olieron lo que el “Pueblo estaba dispuesto a votar y desecharon el proyecto por la peligrosidad de la energía nuclear; como si eso fuera a servir de algo, cuando somos frontera con Francia y sus 58 Centrales nucleares.

En 1983, España aprobó un Plan Energético que, condicionado por la repulsa popular, hizo unos cálculos de gasto energético de 7.600 megavatios de potencia (MW) y que acabó en una moratoria nuclear que paralizó cinco proyectos de centrales nucleares de los siete que ya estaban aprobados, y que frenó en seco la dinámica de avances y modernizaciones de las centrales nucleares del país.

Pero lo que solamente iba a ser una paralización, se convirtió en descarte definitivo en 1986, con el desgraciadísimo desastre de Chernóbil; una tragedia, cuyo origen todos están de acuerdo en que se debió a la desastrosa dinámica de mantenimiento del sistema comunista ruso de unas instalaciones obsoletas, y a la mala planificación laboral que provocaba errores humanos. Así, lo que antes era una repulsa social más política que basada en la ciencia, se convirtiera en un miedo, ahora con aparente justificación; pues si había ocurrido el desastre es que era posible que ocurriera, y ya nadie quiso centrales nucleares.

Cuando se aprobó la moratoria nuclear algunos de los proyectos ya estaban iniciados y hubo que plantear estrategias de conservación de lo construido en aquel momento. En los dos grupos de Lemóniz, se mantuvo la conservación de la construcción hasta la fecha de la moratoria nuclear. En los dos grupos de Valdecaballeros se realizarían sólo tareas de mantenimiento llevando a cabo un Plan de Parada previsto en el PEN-83. Y en la central nuclear de Trillo II, no se realizó ninguna tarea porqué todavía no se había iniciado la construcción.

Esto trajo enormes repercusiones económicas negativas, pues los grupos propietarios de las centrales bloqueadas ya habían invertido mucho dinero y para compensar esas pérdidas, por los incumplimientos de contrato del Estado, el Gobierno de Felipe González estableció un porcentaje de la tarifa eléctrica destinado a hacer frente a estas obligaciones de modo que hoy en día, una parte importante de la factura eléctrica todavía se destina a pagar las inversiones de proyectos de energía nuclear que se anularon… ¡En nuestra factura, parte del recibo no es por la electricidad, sino por una deuda de hace 40 años y motivada por las respuestas irracionales del “Pueblo”

Posteriormente, el Plan Energético Nacional de 1991 apostó por la diversificación de las fuentes de energía como el gas natural (energías no renovables) y las energías renovables en detrimento de la energía nuclear, el petróleo y el carbón para satisfacer las previsiones de la demanda de energía eléctrica durante el período de su vigencia; y reconoció además una deuda con las empresas propietarias de las centrales en moratoria nuclear por sus activos paralizados de cerca de 3.800 millones de euros a 31 de diciembre de 1989. Luego vino la aprobación de la Ley de Ordenación del Sistema Eléctrico Nacional (LOSEN) de 1994 y más tarde fue la Ley del Sector Eléctrico de 1997, que supuso la liberalización de la producción de energía eléctrica, de modo que la construcción de centrales nucleares sólo estaría sujeta al régimen de autorización administrativa previa, y establecía el sistema de compensaciones a las empresas propietarias de las centrales nucleares paralizadas definitivamente, fijando una cuantía individual para cada proyecto y un plazo máximo de 25 años para su completo pago.

Esta liberalización trajo otro elemento muy importante… Al quedar liberado el Sector, El Gobierno adoptó la política de que ya no era necesario el control de costes de producción que antes de la liberalización, marcaba los precios de la electricidad, pues a dicho coste, solo se le podía incrementar un porcentaje tasado. Pero ahora, como se desconocía el coste de producción, todo quedaba a expensas de la competencia de las empresas en los mercados.

Pero la competencia entre empresas es una ilusión. No tienen más que hacerse unas llamadas entre directivos para acordar los precios y obtener miles de millones de euros de beneficios. Claro que eso es ilegal y si se demuestra, les caerán unas multas de unos 10 o 12 millones de euros… Negocio redondo… Pago 10 de vez en cuando a cambio de ganar 1000 cada año. El resultado, como se comprende, es que las Eléctricas nos cobran al año a los españoles miles de millones de euros de más.

Y no termina aquí el tema. Repsol, Endesa y Gas Natural Fenosa, las tres grandes comercializadoras de electricidad, cada día a las 12:15 horas, fijan el precio mayorista de la electricidad para cada una de las horas del día siguiente, para lo que, en teoría, (Y digo, en teoría porque no es más que eso), el cálculo se basa en la previsión meteorológica de viento, para las eólicas, de insolación para las solares, de un parón en dos centrales nucleares porque se prevé que va a hacer mucho viento y en varios cálculos más, como que, por ejemplo, los pantanos están llenos y podrán desembalsar agua a las turbinas.

Como el precio final se basa en el precio de la producción más cara, depende del denominado hueco térmico, esto es, de la parte de la demanda que se deja cubrir a las centrales de gas y carbón, que son las más caras y que, por lo tanto, puede aumentar porque lo haga la demanda o porque disminuyan otras fuentes de generación; así que como todo son cálculos poco menos que cabalísticos, las tres distribuidoras pueden calcular a la baja la demanda prevista, pueden parar dos centrales nucleares más, porque algún pequeño problema hace imprescindible un parón para revisarlas, y los pantanos llenos deciden no desembalsar para guardar la escasa agua para futuros períodos de sequía. Y así, el hueco térmico se acentúa y la factura sube.

En 2013, el Gobierno de José María Aznar, y más precisamente Rodrigo Rato, decidió que estos aumentos, junto con los gastos de la Moratoria Nuclear, hacían que la factura de la luz aumentara tanto que afectaba seriamente a los costes de producción y por lo tanto a la competitividad y el Déficit Público, y propuso a las eléctricas un acuerdo de reducir la cuota correspondiente a la Moratoria para que la factura no subiera demasiado. Y como las Eléctricas habían traspasado esa deuda a los bancos, el Estado pagaba a estos un alto porcentaje de intereses y muy poco capital adeudado, lo que hace que pasen los años sin que desaparezca la deuda de la Moratoria y que paguemos cientos de millones en intereses, todo por decisiones políticas y no técnicas y que han dado lugar a lo que se conoce como Déficit Tarifario, que es la diferencia entre la recaudación por peajes y los costes reales.

En España, y desde el año 2000, los sucesivos peajes aprobados por los gobiernos han generado reiteradamente déficits de tarifa, que se han ido acumulando por lo que cabe concluir que las previsiones de coste utilizadas para determinar los peajes no han sido objetivas, subestimando intencionada y sistemáticamente las previsiones de los costes reales que ha acabado creando un déficit no ya coyuntural, sino estructural.

En términos políticos de ajuste fiscal con impacto significativo sobre la renta disponible de los ciudadanos y su supuesto impacto sobre la inflación o al efecto sobre la competitividad de algunos sectores industriales intensivos en energía, los gobiernos correspondientes han preferido considerar los costes “deseados” en lugar de los costes realmente esperados. ¡Nos han engañado sistemáticamente, falseando las estimaciones ¡

Así que tenemos los siguientes factores… Por un lado, Centrales Nucleares en Moratoria. Y por el otro, el resto de procedimientos de obtención de energía que justificarían la eliminación de la energía nuclear, impopular y supuestamente, potencialmente peligrosa, además de sucia por los residuos radiactivos.

Del resultado de esta mezcla, pagamos una factura eléctrica derivada de leyes, acuerdos y contratos, que no son redactados por especialistas del Gobierno, sino por los especialistas de las propias compañías energéticas que dan a los políticos de turno, una redacción que despluma a los ciudadanos y que les permite monopolizar y dirigir la política energética del país a cambio de las Puertas Giratorias por las que, al acabar sus mandatos, los políticos accederán a sinecuras millonarias en los Consejos de Administración de dichas empresas.

Solo el 50% de nuestra factura corresponde a la electricidad que consumimos y el otro 50% corresponde a lo que, en otro eufemismo, denominan "tarifa de acceso" que incluye varios conceptos mezclados que hacen complejo el descifrado de la factura. Simplificando un poco, el 50% correspondiente a la tarifa de acceso está compuesto por el "Transporte y la Distribución", las "Primas al Desarrollo de Energías Renovables" (7.000 millones de euros al año), "Tarifa Especial para grandes empresas", los "Extrapeninsulares" y el pago de ayudas por la "Moratoria Nuclear" (17.000 millones de euros).

Por los conceptos que incluye la Tarifa de Acceso, el precio de la factura eléctrica debería ser aun superior, pero al arrastrar esas cargas y deudas estructurales, se ha creado lo que se conoce como un ¡Déficit de Tarifa!; la diferencia entre lo que se paga en la factura y lo que se debería pagar, según las Eléctricas.

En la actualidad el déficit se calcula en unos 24.000 millones de euros, más los intereses, que todos los consumidores debemos a las Eléctricas. Como no podemos liquidarlo de una vez, lo pagamos poco a poco en la factura a través de la "Tarifa de Acceso". Y como pagamos muy poco cada mes, la mayoría son intereses y liquidamos poco capital, que cada año aumenta.

Así, pues, tenemos tres cantidades anuales que sumamos a nuestras facturas eléctricas y que no son de consumo, sino de deudas con las eléctricas: 7.000 millones de euros de primas para el desarrollo de energías renovables; 17.000 millones de compensaciones a las empresas que se vieron obligados a parar la construcción de centrales nucleares por la “Moratoria Nuclear”, y 24.000 millones por el llamado “Déficit Tarifario”. Y a estas cantidades hay que añadir los intereses anuales que pagamos por no liquidar la moratoria nuclear y el déficit tarifario que suman 41.000 millones de euros. Esos intereses son en realidad casi el 70 % de lo que pagamos por ambas deudas, con lo que las mismas se prolongan en el tiempo sin llegar a liquidarlas, ya que el crecimiento del déficit tarifario aumenta a mayor ritmo que el ritmo de liquidación de la deuda.

Así, se ha ido gestando una factura eléctrica que supuestamente depende de que haga más o menos viento, de que haga más o menos sol, de la quema de carbón o gas o de que llueva y estén los pantanos llenos… Y como todas estas variables son incontrolables y ni tan siquiera, predecibles y quienes las predicen alteran las predicciones para aumentar el “Hueco Térmico”, de resultas, cargamos con dos consecuencias… Una, que nuestra factura es la más cara de Europa; no por el precio del kilovatio, sino por los peajes, la moratoria y el pago de intereses. Y otra… Que seguimos necesitando tener activas centrales nucleares que, por culpa de la moratoria y del deseo compulsivo e irreflexivo de la mayoría, no se pueden sustituir por los nuevos modelos tipo III y III+, por lo que las que tenemos, son menos eficientes, más sucias y menos seguras.

En primer lugar, las energías renovables, en la actualidad, no tienen la capacidad de abastecimiento necesaria para mantener el suministro a empresas y ciudadanos. No obstante, veamos ahora cuánto hay de verdad en el supuesto ahorro de las energías renovables.

TIPOS DE PRODUCCIÓN ENERGÉTICA Y COMPARATIVA DE COSTES

Centrales hidroeléctricas

La más barata de todas las energías renovables es la hidráulica, porque los pantanos están construidos desde hace muchísimos años y están amortizados. Además, no necesita mantenerse en semifuncionamiento cuando no es necesaria. Cuando hace falta, simplemente se abre el caudal del agua a las turbinas y en pocos segundos está produciendo la energía que se le requiere.

Solo hay un problema… Los caudales de nuestros ríos son los que son y secularmente, el agua embalsada debe ser conservada para los períodos de sequía, para el consumo humano y agrícola, así que en la actualidad debe considerarse casi irrelevante, pese a ser, como decimos, la más barata.

Centrales Eólicas

El Santo Grial del ecologismo, (junto con la energía solar). Pero casi nadie comprende la dinámica de este sistema de producción y lo que conlleva alrededor; es decir, nadie la contextualiza con el conjunto de factores que influyen en su coste indirecto y que pagamos todos por otros conductos, pero que, en definitiva, son costes que pagamos por la energía del aire.

Para empezar, los aerogeneradores son caros, relativamente nuevos y su amortización dura largos años, por lo que, aunque el aire es gratis, el precio de esta energía no lo es; hay que pagar las subvenciones para la instalación de los aerogeneradores y el coste material y de personal de su mantenimiento.

Además, si no sopla viento o sopla poco, no produce energía, y si sopla mucho hay que pararlos porque se pueden destruir. Así que de las 8000 horas que tiene un año, solo funcionan de forma efectiva unas 2000, por lo que durante las otras 6000 horas hay que seguir manteniendo los aerogeneradores y, además, recurrir a otras fuentes de generación de electricidad más caras y más sucias.

Centrales Fotovoltaicas

La Energía Solar es limpísima y el Sol es gratis, pero de noche no tenemos sol y los días muy cubiertos su rendimiento disminuye notablemente. Además, su instalación y componentes son caros y si no estuviera subvencionada, las instalaciones tardarían en amortizarse unos 25 o 30 años, por lo que la energía fotovoltaica la pagamos a través de las subvenciones y a través de los costes de amortización y peajes, e igual que con la eólica, cuando no produce energía, hay que recurrir a otras fuentes menos limpias.

Como vemos, estas tres formas de energía “limpias”, no son suficientes para el abastecimiento y siempre hay que recurrir en mayor o menor medida a otras fuentes “sucias”, como las Centrales Térmicas y las Nucleares, así que, en realidad, no son limpias del todo. Veamos que ocurre ordinariamente cuando el agua, el Sol y el viento no pueden abastecernos.

Centrales Térmicas

   Cuando los aerogeneradores, las turbinas hidráulicas o los paneles solares están produciendo electricidad, la central térmica no la puede producir, porque sobraría electricidad. Está parada, pero las calderas tienen que seguir encendidas, porque si se apagan, los ladrillos refractarios donde se quema el carbón se resquebrajan y sufrirían un daño importante, así que las calderas tienen que mantener la presión del vapor. Las máquinas que producen la electricidad tienen que estar girando, por si en ese momento cesa el viento o es de noche y tuvieran que empezar a producir la electricidad que no pueden producir las energías limpias. El personal de la central tiene que estar en sus puestos de trabajo, vigilando las calderas y las máquinas, y no se les puede dar vacaciones no remuneradas el día que sople el viento o haga sol o desembalsen los pantanos… Cuando estas centrales no producen energía, siguen produciendo gastos que repercuten en las energías limpias.

Y sin embargo la central no produce beneficios porque no puede vender la electricidad que no puede producir. Si el estado no compensa estas pérdidas, tiene que cerrar por quiebra, pero si cierran, cuando las renovables no sean suficientes, el país quedará sin electricidad, o tendrá que comprarla a nuestra vecina, Francia, a la que luego nos referiremos.

 Central de ciclo combinado de gas natural

En una central de gas natural sucede lo mismo que en una central térmica. La única diferencia consiste, en que en vez de quemar carbón y soltar vapor, se quema gas. Un tanto por ciento de estas centrales, están girando en vacío por si en este momento deja de soplar el viento. Entonces, tienes que quemar más gas para que las máquinas comiencen a producir la electricidad que no pueden producir los aerogeneradores. También tienen pérdidas y tienen que estar compensadas por el Estado.

El carbón y el gas salen relativamente baratos, comprándolo en grandes cantidades, pero como los ecologistas, dicen que las renovables producen menos humo, nosotros lo pagamos en la factura eléctrica a través de subvenciones, los costes de producción y del Peaje, aun cuando no producen.

Centrales Nucleares

Antes de describir los detalles técnicos de la Energía Nuclear, apuntemos primero ciertos detalles comparativos en relación con las demás fuentes de energía.

En primer lugar, los costes de producción. Si los comparamos entre sí, tenemos que cada MW/h, de las distintas fuentes de producción cuesta:

Energía nuclear:                        36 euros.   Sin costes de gestión de residuos

Energía hidráulica:                         45 euros

Por quema de carbón:                    52 euros

Quema de gas:                              60 euros

Energía eólica:                 114 euros (84 euros + 30 euros de subvención)

Energía solar fotovoltaica:         820 euros (430 euros + 390 euros de subvención)

 De estas cifras además hay que aclarar lo referente a las subvenciones, ya que, si no existieran, no se habrían desarrollado. En el caso de la energía eólica la subvención es de 30 euros por MW/h y en el caso de la energía solar fotovoltaica de 390 euros, por lo que, al final, las que se suponen energías gratuitas de la Naturaleza, la energía eólica y la fotovoltaica nos cuesta 114 y 820 euros el MW/h, respectivamente… ¡Las más caras, con muchísima diferencia!; y nos las siguen alabando como un maná caído del cielo. Puede que llegue el día en que así sea, pero no hoy, ni mañana.

Ahora bien; como el precio oficial de estos dos tipos de energía es mucho más bajo, por no decir, nulo, ya que se considera que el aire y el sol son gratuitos, a la hora de estimar nuestra factura de la luz, la Ley (Hecha por las propias empresas energéticas y entregada en mano a los políticos), establece que el precio del kilovatio será el precio de la fuente de energía más cara, utilizada. Un ejemplo…

Imaginemos que hoy, la electricidad que ha llegado a nuestra casa ha utilizado el 40 % de eólicas, el 30 % de fotovoltaicas, el 20 % de hidráulicas, el 5 % de nucleares, el 3% de carbón y solo el 2% de Gas…; todos los kilovatios que hemos consumidos se cobran al precio del sistema empleado más caro; en este caso, al 60 € MK/h., pese a que solo un 2% de esos kilovatios vale eso. Además, por cada kilovatio de eólica, que ya hemos pagado a precio del carbón, sumará la parte proporcional de la subvención que esa energía tiene, más esas 6000 horas anuales inhábiles por falta de viento, el mantenimiento, los paros por viento excesivo, etc.). El precio final pagado por los WK/h. de energía eólica es de unos 100€. Y en el caso de las Solares, el precio real supera los 1100€ MW/h.

Si toda la energía procediera de la energía nuclear, nos ahorraríamos, aproximadamente un 1600% por MW (1.000.000 de vatios, o, lo que es lo mismo… 1.000 kilovatios). Un 1600% por MW equivale al 1’6% por kilovatio.

TIPOS DE CENTRALES NUCLEARES

Una vez hechas estas reflexiones, examinemos con más calma y menos prejuicios, el sistema de producción energética por medio de las centrales nucleares, y para empezar, describamos los tipos de centrales que existen y cómo son.

Las centrales Nucleares, (O sus reactores), se clasifican en 5 grupos, según su evolución tecnológica:

Centrales de generación I.- Son los primeros prototipos iniciales, construidos a lo largo de las décadas de los años 50 y 60 del siglo XX, consecuencia de las investigaciones bélicas de la II Guerra Mundial y el desarrollo de las bombas atómicas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki. Como objetivo principal estaba la obtención de material fusionable de valor armamentístico, pero el subproducto que emanaba de ellas, las altas temperaturas, capaces de generar vapor que movía turbinas y generaba electricidad, dio paso a la fabricación de unas centrales, primitivas pero funcionales, aunque altamente peligrosas.

Centrales de generación II.- Cuando la instalación de las primeras centrales comenzó a hacerse cerca de grandes núcleos urbanos capaces de consumir la alta producción eléctrica que podían aportar, en los años 70, 80 y 90, los ingenieros, conscientes de las  deficiencias y peligros de la anterior generación, tomando como punto de partida los mejores diseños e introduciendo las mejoras que la tecnología del momento permitía, lograron resolver algunas de las carencias más acuciantes y nació esta segunda generación, que representa a la mayor parte de los reactores actualmente en funcionamiento en el mundo, debido a que su rendimiento y fiabilidad se adecuan a nuestras exigencias actuales, al margen de que, por supuesto, el problema derivado de la gestión de los residuos radiactivos resultantes del proceso de fisión sigue estando presente.

Centrales de generación III y III+. – Superados los primeros objetos de los reactores de Generación I (El armamentístico)  y de la Generación II (la mera producción energética barata, con las suficientes medidas y mejoras como para considerarla segura), la industria nuclear ha evolucionado hasta convertirse en uno de los sectores industriales más avanzados en tecnología, comparable a la industria aeronáutica y aeroespacial, con una continua innovación en el desarrollo de tecnologías encaminadas a producir nuevos reactores, no solo con plantas con capacidades superiores de generación eléctrica, sino también instalaciones para la producción de calor a alta temperatura, calefacción, hidrógeno y desalación de agua de mar.

Las centrales nucleares construidas durante las últimas dos décadas pertenecen a la Generación III. Y de nuevo se afianzan sobre los diseños más exitosos de la anterior generación, y sumando la experiencia adquirida con las centrales actuales, junto a todas sus “mejoras evolutivas”, ha permitido adelantos muy significativos, sobre todo, en los sistemas de seguridad, fiabilidad, operabilidad y estandarización de diseños. Pero van un paso más allá, logrando maximizar el aprovechamiento del combustible nuclear, obtener la mayor cantidad posible de energía, reducir al máximo los residuos radiactivos, reutilizar la energía térmica generada durante el proceso de fisión nuclear en aplicaciones secundarias que van más allá de la obtención de energía eléctrica y que nos permiten sacar más partido a la energía térmica y, por último, ser lo más eficientes posible en materia de seguridad, operatividad, fiabilidad y capacidad de control de la propia central.

Actualmente, la seguridad de las Centrales Nucleares introduce un conjunto de mejoras cuya principal aportación involucra a los sistemas de seguridad pasivos que son aquellos que entran en funcionamiento cuando, por la razón que sea, el reactor nuclear se desvía de su itinerario normal de operación. Hasta la llegada de estos diseños estos sistemas de seguridad requerían la activación expresa de equipos externos (Fuentes externas de electricidad e intervención humana), pero esta estrategia introduce un posible punto de fallo adicional si los equipos externos no llegan a entrar en funcionamiento correctamente.

Para resolver este problema los sistemas de seguridad pasivos de las centrales de Generación III+ Disponen de una doble capa de hormigón en el edificio de contención, que protege el reactor, la sala de control y dos de los sistemas independientes de seguridad frente a daños externos; además de una seguridad mejorada, por cuatro sistemas de seguridad redundantes e independientes entre sí; de distinta tecnología, cada uno de ellos capaz de refrigerar el reactor por sí solo en caso de necesidad; para lo que estas Centrales recurren a fenómenos físicos naturales, como la gravedad o la transferencia de calor mediante convección, para conseguir actuar por sí mismos, sin que nadie los active y sin necesidad de utilizar fuentes de energía externas. la circulación de agua en el interior del reactor producida por convección natural, lo que permite eliminar las bombas de recirculación; incorporan sistemas de seguridad pasivas que controlan la temperatura del reactor durante 72 horas sin necesidad de intervención de un operador, sustituye las bombas de recirculación de refrigerante exteriores a la vasija del BWR por bombas interiores, simplificando el diseño y eliminando puntos de posibles fallos.

El sistema pasivo de refrigeración de la contención se basa en la convección natural para refrigerar la cámara de acero del reactor. El aire frio entra por los laterales del blindaje de hormigón y asciende por flotación a medida que se calienta en contacto con el acero. Finalmente, sale por una chimenea en la parte superior, creando una depresión que fuerza la entrada de más aire frio por la parte inferior. En caso de que la temperatura de la contención suba en exceso, por ejemplo, debido a una pérdida de refrigerante, unos depósitos situados en una cota superior a la del reactor, aunque todavía dentro de la contención, lo rocían con agua, que se evapora al contacto con acero caliente, aumentando la absorción de calor, ascendiendo y condensándose gracias al sistema pasivo de refrigeración de la contención. El agua, ya liquida, caerá por gravedad y será recogida en los tanques de los que salió, volviendo al núcleo para refrigerarlo de nuevo y así, indefinidamente, independiente de sistemas externos.

Su construcción y puesta en marcha exigen una inversión menor que la que requerían los diseños de Generación II y actualmente ya se están desplegando en otras partes del mundo las centrales nucleares de Generación III+. Y, sin embargo, la totalidad de las centrales nucleares en funcionamiento en España son de Generación II; es decir, simples mejoras de las más primitivas; mucho menos seguras, mucho menos productivas y mucho más “sucias” y la pregunta es ¿POR QUÉ? Y el porqué, lo tienen en el siguiente resumen:

IMPORTANTE... ¡RESUMEN!

La legislación que rige este comercio es la más intrincada que existe y está redactada así a propósito, desde los despachos de las propias empresas energéticas.

En plena crisis económica de 2006-2008, con estancamiento de la economía y del consumo energético, las Eléctricas declararon ingresos por encima de 35.000 millones en 2011, antes de impuestos, y las tres principales, Iberdrola, Gas Natural Fenosa y Endesa, obtuvieron ese año unos beneficios netos de 6.000 millones de euros.

Repsol, Cepsa y BP incrementaron sus márgenes de beneficios en un 22%, para suplir el descenso de ventas, por la crisis. ¡Cuando todos perdíamos poder adquisitivo, las energéticas nos hicieron perder más incrementando sus precios, sólo para seguir ganando lo mismo! ¡Ellos no sólo no pueden perder, sino que no pueden dejar de ganar!

La Comisión Nacional de la Energía, (CNE), ha elevado multitud de informes a los distintos gobiernos de la Nación, denunciando los precios sobreelevados de los combustibles del transporte, muy por encima de los precios medios en la Unión Europea; siempre sin éxito.

Hace unos años, Jorge Fabra, exmiembro de la CNE, “Salvados”, confesaba en un programa televisivo que la Comisión Nacional de la Energía, en numerosas ocasiones había querido impulsar acciones ejecutivas de control sobre las empresas energéticas, pero no había podido porque «hay actores muy poderosos con gran capacidad de comunicación y de presión». A estas empresas no les importa que se les critique, pero no toleran que se modifique la regulación actual que las convierte en un auténtico oligopolio.

Según Fabra, la transparencia en el sector es cero, porque cuando en 1997 se liberalizaron las Eléctricas, el Gobierno consideró innecesario el seguimiento de los costes de producción de electricidad pues a partir de entonces los precios de la tarifa los marcaría el mercado.

Amparado en ese desconocimiento, desde 2008, cuando se detecta una subida de precios y la enorme brecha entre los costes de producción y el precio al consumidor, el Gobierno de turno no adopta ninguna medida aduciendo que sin un seguimiento de costes de producción no es posible verificar la brecha; es decir, La legislación redactada por las propias compañías energéticas eliminó los controles utilizando su inexistencia para justificar la ausencia de control.

Para que esto derive en una rebaja de costes energéticos de la microeconomía, hay que reducir la factura.

El Gobierno, sea del color político que sea, tiene la posibilidad, pero, sobre todo, la obligación de acabar con el actual descontrol y abuso de las Eléctricas que con esta regulación se sienten muy, pero que muy a gusto.

Hay que restablecer el seguimiento de los costes de producción. Hay dos subastas de electricidad: una diaria y otra trimestral y el 80% de la electricidad subastada la compran los mismos productores, que son los que fijan los precios de salida según el coste de producción que dicen haber tenido.

Como esos costes son desconocidos, las eléctricas, Endesa, Gas Natural Fenosa e Iberdrola, EDP y EON, pueden optar entre dos estrategias:

Una: Fijan un precio de salida alto y como no podemos prescindir de la electricidad, nos vemos obligados a comprar a un precio muy alto, con lo que ganan más y como la Tarifa de acceso limita el precio de la factura, aumentamos nuestra deuda por déficit de tarifa.

Dos: Hacen "dumping", es decir, establecen un precio de salida inferior al precio de coste de producción, con lo que los demás productores se ven abocados a pérdidas y acaban por salirse del mercado, quedando las cinco empresas solas formando un oligopolio con dominio absoluto del mercado y para acordar precios abusivos.

En la subasta diaria intervienen solamente productores, incluidos pequeños productores de renovables, pero en la subasta trimestral también concurren inversores que compran el suministro a un precio alto que será el de facturación, e inmediatamente negocian con los mismos productores un precio de comercialización ligeramente menor y se la ceden, con lo que en unos pocos minutos han ganado cientos de miles de euros sin riesgo.

La Comisión Nacional de la Energía estima que esta práctica añade un sobrecoste anual de 500 millones de euros en un producto de primera necesidad a consumidores vulnerables.

Si se siguiera el coste real de producción y se prohibiera el sobreprecio de salida, la cesión de la comercialización y el dumping, se ahorrarían esos 500 millones y las subastas serían más transparentes y por lo tanto, más baratas.

En cuanto a los 17.000 millones destinados a compensar la paralización de inversiones que las eléctricas habían iniciado cuando se declaró la moratoria nuclear, suponen la mayor parte del déficit tarifario y sobre el tema me gustaría que reflexionáramos juntos detenidamente.

Francia o Alemania son un 80% independientes energéticamente, debido en gran parte a la energía nuclear. En España sólo lo somos en un 60%. La moratoria nuclear fue una apuesta política basada en una presión social y en una postura loable pero, a mi parecer, ingenua.

Mientras en Francia y Alemania potenciaron su uso, en España dejamos de construir centrales, sin que sirviera para nada, medioambientalmente hablando, porque el déficit en producción energética de nuestro país lo solventamos comprando electricidad a Francia que nos vende la que produce en sus centrales nucleares.

Es decir, que lo único que hemos hecho ha sido dejar de producir nosotros energía nuclear barata para comprar la misma energía nuclear, pero más cara, a competidores, porque el precio que pagamos por la electricidad francesa no es solo el precio de la luz. Es también el precio de los tomates, las fresas, las patatas, las lechugas… etc.; que a ellos les cuesta producir menos, porque su electricidad es más barata y a nosotros nos cuesta producir más, porque les compramos a ellos la electricidad más cara… ¡Y luego es imposible que vendamos a Alemania o Reino Unido, esas fresas o esas lechugas, a precio inferior que los franceses, luego, hacemos ricos a nuestros competidores a costa de hacer pobres a nuestros productores!

Paradójicamente, la moratoria nuclear tiene otra derivación muy peligrosa. Las centrales nucleares españolas son antiguas; la primera, la de Santa María de Garoña, entró en funcionamiento en 1971, y la más reciente, la de Trillo, lo hizo en 1987.

Sus diseños son obsoletos y por lo tanto, son menos seguras que las centrales nucleares de última generación que incorporan nuevos sistemas de seguridad conocidos como de "defensa en profundidad" en barreras físicas, normativa y control técnico, en sistemas pasivos, en computación y en reactores de Cuarta Generación.

La moratoria paralizó diez nuevas centrales y desmanteló otras dos, de ahí la diferencia de autonomía energética entre Alemania y Francia con España. Y lo que es peor… La tendencia de España no es única. El fuerte impulso que los políticos llamados “Verdes”, asociados a las tendencias de políticas de izquierdas o progresistas y basadas en la defensa de todo lo que se oponga al stablishment capitalista, o simplemente que por su implantación en el arco político de un país, como ocurre en Alemania, donde el Partido de Los Verdes suele ser partner de los partidos de gobierno, está haciendo que desde hace un par de décadas, dicha política de relego de las centrales nucleares, haya impedido la dinámica de sustitución de centrales de Generación II, más obsoletas, sucias e ineficientes, por las nuevas de Generación III y III+, mucho más seguras, limpias y eficientes.

Además, esta dinámica tiene una consecuencia aún más perniciosa, porque si por sí misma ha frenado la instalación de centrales modernas, también ha logrado frenar la investigación para innovar y desarrollar las centrales de la siguiente generación. Si la energía nuclear no atraviesa su mejor momento, el gravísimo accidente de la central nuclear de Fukushima (Japón) como consecuencia del tsunami de marzo de 2011 provocó que se alzasen muchas voces en contra de esta tecnología.

Pero si todas las centrales nucleares tienen los mismos objetivos de maximizar el aprovechamiento del combustible nuclear, obtener la mayor cantidad posible de energía, reducir al máximo los residuos radiactivos, ser lo más seguras posible y, por último, reutilizar la energía térmica generada durante el proceso de fisión nuclear en aplicaciones secundarias que vayan más allá de la obtención de energía eléctrica y que nos permitan sacar más partido a la energía térmica, eso es precisamente, lo que nos prometen los reactores de la nueva generación.

[1] (“Estafa al Rebaño: Los bajos fondos de las altas esferas al descubierto”)

CENTRALES NUCLEARES DE IV GENERACIÓN

Si las centrales de las generaciones III y III+ han tomado como punto de partida los diseños anteriores, los diseños de cuarta generación proponen tomar un rumbo, totalmente nuevo e innovador, para no arrastrar las deficiencias de las generaciones anteriores, por lo que conceptualmente pueden ser muy diferentes para cumplir tres requisitos muy exigentes y claramente definidos y muy ambiciosos, pero, sobre el papel, ya resueltos, aunque aún no implementados.

“Máxima sostenibilidad”, basado en conjugar tres factores: 1º: El aumento de la productividad de la planta, 2º: La reducción de la cantidad de combustible necesario y 3º: La reutilización como combustible de los residuos radiactivos de la primera fisión. Esa eficiencia al exprimir el combustible reducirá significativamente la cantidad de residuos radiactivos; los cuales, además, en varios de los proyectos de Generación IV que se están investigando, podrán ser reutilizados como combustible secundario, como el MOX (mezcla de óxidos de uranio y plutonio  y otros subproductos en las reacciones de fisión), posibilitando el aprovechamiento del plutonio que se genera y que ahora es un residuo problemático pero que en esta generación se convierte en combustible, aumentando el rendimiento de la instalación y reduciendo drásticamente los residuos a tratar, lo que haría mucho más barato el tratamiento y gestión de los mismos.

“Seguridad y Fiabilidad” La magnitud probada de ambos factores serán tan altos como para minimizar la probabilidad de que el núcleo del reactor sufra daños. Además, si se produjese un accidente no debería ser necesario tomar medidas de emergencia más allá de las instalaciones de la central nuclear.

“Reducción del coste de la inversión económica” necesario para poner en marcha y mantener la central nuclear, que debe ser lo más baja posible para que pueda equipararse al gasto que exigen otras fuentes de energía, reduciendo, de esta forma, el riesgo financiero.

De hecho, hoy día, incluso ya existen modelos operativos de lo que se conoce como Reactores Modulares Pequeños (SMR por sus siglas en inglés) que facilitan la producción de electricidad en zonas aisladas o de difícil acceso o plantas que necesitan enormes aportes de electricidad, y que cumplen con estos dos últimos requisitos de fiabilidad y reducidos costes, ya que, por su modularidad de núcleos reducidos, es mucho más fácil implementar los muros de contención y, por lo tanto, la seguridad, mientras que los grandes componentes del sistema se pueden desarrollar en fábricas y trasladarlos al emplazamiento de la instalación reduciendo así los tiempos de construcción con la ventaja de que pueden añadirse nuevos módulos a medida que exista un incremento en la demanda, con lo que no necesitan mucho capital inicial de inversión, sus costes de producción son mucho menores y su instalación en lugares especialmente complicados, por su pequeño tamaño o su aislamiento es mucho más flexible, pudiendo aumentarse su potencia, caso de ser posible, conforme la demanda aumente, incluso acoplándoseles otras fuentes de energía, incluidas las renovables.

Este tipo de Reactores Modulares Pequeños, no son más que el traslado a otros ámbitos de los pequeños reactores nucleares en funcinamiento desde hace muchos años, propios de las naves de guerra nucleares.

Son ideales para pequeñas y medianas poblaciones aisladas, para centros industriales o megafábricas, polígonos industrializados o de conglomerados de fábricas de producción, y para laboratorios, hospitales, de Protección Civil y otros conglomerados, tanto civiles como militares, y siempre, como venimos repitiendo, con un inicio de mínima inversión, pero con la posibilidad de incremento modular.

Como veis, las exigencias que introducen las centrales nucleares de Generación IV son ambiciosas porque aspiran a erradicar de un plumazo muchas de las deficiencias que lastran a los diseños anteriores.

Aún queda mucho trabajo por hacer para que estas centrales sean viables desde un punto de vista técnico y comercial, pero ya hay varias aproximaciones muy prometedoras que se apoyan en seis diseños de reactores de fisión diferentes. Profundizar en cada uno de ellos excede el alcance de este artículo, pero creo que merece la pena que los mencionemos para que, al menos, nos suenen a medida que una o varias de estas propuestas alcancen la viabilidad comercial.

 Uno de los diseños más prometedores es el reactor de muy alta temperatura (VHTR), que está refrigerado por helio y que se puede adaptar para producir hidrógeno.

También es muy interesante el diseño del reactor rápido refrigerado por gas (GFR), que puede utilizar como combustible buena parte de los residuos que tenemos actualmente.

Y el reactor rápido refrigerado por sodio (SFR), que también puede usar como combustible los residuos radiactivos actuales.

Otro diseño atractivo es el reactor supercrítico refrigerado por agua (SCWR), que trabaja por encima del punto crítico termodinámico del agua.

O el reactor rápido refrigerado por aleación de plomo (LFR), que utiliza un ciclo de combustible cerrado para afrontar una transformación eficiente del uranio fértil.

Y, por último, también es interesante el diseño del reactor de sales fundidas (MSR), que utiliza como combustible las mencionadas sales fundidas y el resultado del reciclaje de los actínidos, que son un grupo de elementos pesados de la tabla periódica del que forman parte, entre otros, el uranio, el plutonio y el torio.

Como acabamos de ver, el nombre de la mayor parte de estos diseños se construye tomando como base el sistema de refrigeración que utilizan. Esta característica es muy importante porque gracias a las innovaciones introducidas en la refrigeración los reactores de Generación IV serán modulares y tendrán un tamaño muy inferior al de los reactores utilizados en las centrales nucleares que están trabajando actualmente. ¿Cienciaficción…? Piensen en el tamaño de los reactores nucleares de un submarino norteamericano y el tiempo que llevan funcionando, y la fiabilidad a lo largo de los años…

Además, también se espera que su construcción, puesta en marcha y mantenimiento sean sensiblemente más económicos que los de las centrales actuales. Si finalmente cumplen todos estos requisitos, las centrales nucleares de Generación IV pueden erigirse como una opción atractiva que, junto a las energías renovables, podría resolver nuestras necesidades energéticas hasta que la fusión nuclear sea viable desde un punto de vista comercial.

Pero aún deberemos tener paciencia. En España, al igual que en otros países, la energía nuclear está atravesando un momento de relativa incertidumbre. Y es que el parque nuclear español está abocado a un proceso de cierre paulatino de las centrales que están operando actualmente después de una vida media de unos 45 años. Si se cumple el calendario vigente este proceso comenzará con el cierre de la central nuclear de Almaraz, en 2027, y concluirá con la clausura de la central de Trillo, en 2035.

Todavía es demasiado pronto para saber si las centrales nucleares de cuarta generación tendrán un hueco en los países que están defendiendo la adopción de otras tecnologías de obtención de energía. Con las políticas actuales esta opción parece poco probable, pero a medio plazo… nunca se sabe. Quizá cuando llegue la Generación IV de reactores nucleares, si realmente demuestra que su sostenibilidad, fiabilidad, seguridad y economía son las prometidas, las políticas de algunos países cambien. Por el momento solo podemos especular, aunque muy recientemente, para los que somos partidarios de no despreciar la energía nuclear, la Unión Europea, acaba de designar esta energía, como “Limpia”; para infarto de los antinucleares, pero para esperanza de quienes, en vez de opinar, solemos “concluir”, porque, primero hemos analizado.

En cualquier caso, hay una pregunta importante a la que aún no hemos respondido. ¿Cuándo serán viables comercialmente las centrales nucleares de cuarta generación? Si la inversión actual se mantiene y el grado de desarrollo sigue su curso, según el Foro de la Industria Nuclear Española las centrales de Generación IV llegarán en unos veinticinco años, aunque hay un diseño en particular, conocido como PBMR (Pebble Bed Modular Reactor), que podría adelantarse y estar listo aproximadamente en una década.

La entidad de las organizaciones involucradas en el desarrollo de las tecnologías que es necesario poner a punto para que las centrales nucleares de cuarta generación sean viables es muy importante. Y esto nos invita a ser razonablemente optimistas a la hora de aceptar que las promesas de la Generación IV finalmente se cumplan.

De hecho, en el itinerario que describe los pasos que debe ir dando esta tecnología participan la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Japón, Corea del Sur, Rusia y China, entre otros países. Y uno de sus promotores más destacados es, curiosamente, Bill Gates, debido a que es uno de los propietarios de TerraPower, una de las empresas enfrascadas en la puesta a punto de los futuros reactores nucleares de Generación IV.

El tema de la energía nuclear tiene un fortísimo componente emocional, cultural y social, pero la realidad económica está bien clara. Renunciar a ella en España supone una grandísima diferencia económica, tanto de independencia energética como de factura eléctrica y competitividad.

Y ecológicamente, la realidad es que la única influencia inmediata y real es la del peligro que supone mantenernos en unas tecnologías de hace 40 años, cuando se podrían construir nuevas centrales muchísimo más eficientes y seguras que nos aportaran igualdad de condiciones con el resto de nuestros competidores a los que estamos pagando lo que podríamos producir nosotros.

Renunciar a la energía nuclear es una opción política cuyo sustento teórico es falaz. ¡Económicamente, no cabe la renuncia! Se reducirían tres deficiencias: Se eliminarían los 17.000 millones de la Tarifa de Acceso de la factura eléctrica, se reduciría nuestra dependencia energética, y se reduciría el riesgo de accidentes nucleares con la innovación tecnológica de las nuevas centrales.

Idealización de megalópolis futurista abastecida por energía nuclear; única fuente de energía capaz de abastecer tales megalópolis

Comentarios recientes

30.10 | 09:14

Magnífico relato.

05.10 | 04:27

Buenas tardes, encantado de saludarte. Soy Jose
Quería escribirte porque me ha parecido interesante comentar contigo la posibilidad de que tu negocio aparezca cada mes en periódicos digitales como not

18.07 | 12:59

Hola. ¿Cómo estás? Soy Alberto del Departamento de Prensa. Muchas gracias por atenderme.

He pensado que podría interesarte cómo podemos hacer que tu empresa aparezca en más de 50 periódicos digitales

18.04 | 05:00

¡Hola!

He llegado hasta tu página web y me ha parecido que es perfecta para aprovechar todo su potencial mediante la publicación en prensa digital y así poder llegar a los primeros resultados de los

Compartir esta página